Con excusa de que el 2 de octubre
de 2017 es el Día Internacional de la Arquitectura, el Colegio de Arquitectos
de La Rioja (COAR) celebra una semana entera dedicada a esta disciplina. Con
diferentes actividades y exposiciones tratan de llevar la arquitectura a un
público que la vive pero no se para a comprenderla. Tienen para ello unas
visitas guiadas a diferentes edificios de Logroño para poder entender los
lugares en los que vivimos. Ayer, lunes 2, la visita fue al ayuntamiento,
diseñado por Rafael Moneo.
Este año el tema de la
celebración de este día es “¡Actuemos contra el cambio climático!” con total
consciencia de que el aumento de la construcción y la arquitectura han
incrementado la necesidad de los ciudadanos de emplear más combustibles fósiles
y por tanto se ha provocado un gran impacto en el medio ambiente. Es por ello
que se utiliza este día como llamamiento a todos los arquitectos y
organizaciones de arquitectura a tomar conciencia. Se trata de generar
propuestas y soluciones a este problema para poder conseguir una nueva
arquitectura más sostenible.
Si bien este llamamiento se hace
a los profesionales del sector, éstos deciden que es también una gran
oportunidad para que los ciudadanos se acerquen a este arte y conozcan los
edificios que les rodea. Ayer pudimos conocer más a fondo ese edificio que
siempre ha provocado cierta confusión en Logroño: el ayuntamiento de Rafael
Moneo. Proyectado a finales de los años setenta e inaugurado en 1981, presenta
una estética que se aleja del concepto tradicional de ayuntamiento. Pero para
entenderlo habría que saber que en ese momento la inspiración que toma Moneo
proviene de la arquitectura nórdica de Alvar Aalto y Jorn Utzon. Eso se ve
reflejado en la tendencia mostrar constantemente la estructura del edificio con
líneas limpias y en el uso de materiales y colores tenues empleados en esa
cultura.
El edifico se compone de dos
bloques triangulares que se encuentran en, uno de sus vértices con el otro, y
un bloque con tendencia rectangular adjuntado a los dos anteriores. Este último
es una adición por requerimiento de la necesidad de tener un auditorio en la
ciudad. Los otros dos conforman la zona funcional como ayuntamiento siendo el
más grande la zona más administrativa y el más pequeño la zona más pública y de
reunión. Esa separación en el uso hace que sea más funcional ya que cada
tipología de trabajo se separa en un ambiente más idóneo para ella.
En cuanto al interior hablamos de
una entrada principal que continúa empleando el revestimiento de piedra del
exterior creando fluidez entre lo interno y lo externo. En esa misma entrada
tenemos una escalera pensada con gran atino para la función que cumple: la
primera parte de esta es más majestuosa y con mayor presencia que la segunda
parte ya que la primera nos dirige a la planta principal donde hay un vestíbulo
recibir y la siguiente nos lleva a una zona más administrativa.
Los pasillos albergan una gran
sencillez y calma ya que el empleo de paneles de madera de haya hacen que la
luz de los fluorescentes, situada justo por encima de la altura de la cabeza,
se refleje. De esta manera la luz es cálida y hace el espacio más acogedor. A
pesar de ello, el público lo veo como un lugar frío más parecido a un hospital
por el hecho de que no son materiales (el suelo, el hormigón pintado, las
fluorescentes…) que estemos habituados a ver en un ayuntamiento. Lo que intenta
Moneo es realizar un ayuntamiento democrático; es decir, nada va resaltar y lo
importante es crear un espacio funcional. Es por ello que el edificio no
presenta ningún balcón presidencial y todos los que allí trabajan están en
espacios similares sin importar el cargo que tengan. Eso se nota también en
esos materiales ya que se sitúan en todas las estancias.
Cabe mencionar que este proyecto
se realizó porque el antiguo ayuntamiento de la ciudad se quedó pequeño y había
necesidad de un espacio mayor, tanto administrativo como de archivo. En ese
momento resultó ser una gran solución de espacio pero, ahora, pasados casi 40
años desde su inauguración parece que vuelve a haber la misma necesidad. Por ello cabe agradecer
al arquitecto que ya en los inicios del proyecto tuviera esa posibilidad en
mente. En las primeras propuestas aparece ya la capacidad del diseño de ser
modificado en caso de que ne el futuro este problema apareciera. Se trataría de
añadir otros dos pisos sobre el triángulo mayor para lo que la estructura ya está
preparada.
MÁS SOBRE MONEO
Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (1980-1985).
El Palacio Kursaal (1990-1999), Donostia.
Ampliación del Museo del Prado (2007), Madrid.
Publicado por: Nerea Illana Diez
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