ZAHA HADID
El desarrollo de su estilo comienza
en su nacimiento.
Nació en
Bagdad pero fue criada en una sociedad liberal en el tiempo en que Irak era más
parecido a Occidente. Hija de un político fundador del Partido Nacional
Democrático Iraquí, fue criada entre Suiza e Irak por monjas francesas y al
mismo tiempo en un ambiente intelectual. Esta mezcla particular le dio a Zaha
razones para ser arquitecta, profesión que en el Medio Oriente no tenía espacio
para las mujeres.
Quizás por
eso estudió primero matemáticas en la Universidad Americana de Beirut y luego
se fue, en 1972, a la Architectural Association School de Londres, un espacio
donde la libertad imaginativa era la base. Zaha encajó perfectamente y allí
empezó a forjar un estilo bajo la tutoría de Rem Koolhaas, hoy uno de los
arquitectos más influyentes del mundo, quien la definió entonces como “un
planeta en su propia órbita inimitable”.
Es aquí donde comienza su aventura
El planeta
Hadid no se detuvo y empezó a dejar huella con propuestas de edificios que
parecían inconstruibles. Su estilo se enmarcó dentro de la arquitectura
neo-modernista, con diseños que parecían desafiar la geometría. Por algo ha
dicho: “Si hay 360 grados, no hay razón para restringirme a uno solo”.
De hecho,
esta es una de las pocas frases que se conocen de esta mujer cuya personalidad
tiene algo de misteriosa y, sobre todo, de percepciones disímiles. Los
adjetivos son variados: cálida, amable, rebelde, atrevida, difícil, estricta, y
otros que la han llevado a ser “la más odiada arquitecta de Inglaterra”.
También, claro, hay adulaciones que se resumen en un apelativo que la define a
la perfección: “militante vanguardista”.
Pero
críticas y elogios no la afectan. Ella mantiene un temperamento enérgico que no
disimula ni siquiera con sus clientes. “Zaha simplemente no se comporta como
otras personas esperan”, han dicho algunos para justificar su carácter. El
mismo que oculta su vida privada de tal manera que apenas se sabe que es una
mujer soltera y sin hijos que vive solo por la arquitectura. “Si no te mata
entonces no eres bueno. Tienes que meterte de tiempo completo, no puedes
afrontarla yendo y viniendo”, ha dicho sobre su pasión por el oficio.
Por eso
para hablar de Zaha Hadid hay que hacerlo a través de su obra, un trabajo monumental que según
ella salió de la influencia de arquitectos como Erich Mendelsohn, Mies van der
Rohe y Le Corbusier. De ahí surgieron ideas fascinantes que en un comienzo
parecían más decepciones que realidad.
En 1989
demostró que sus formas podían ser realidad con la estación de bomberos de
Vitra, en Weil am Rhein (Alemania). Después hizo en Berlín un edificio de
apartamentos y el Mind zone, el espacio de exhibición del Millennium Dome de
Londres. Trabajos con los que mostró su interés de crear una arquitectura de
espacios interconectados y de aspecto escultural.
Pero solo en el año 2000 consolidó su reputación y
calló a quienes decían que sus edificios no se podían construir. Ese año
comenzó el Centro de Arte Contemporáneo de Cincinnati, el primer museo
estadounidense hecho por una mujer. Hadid creó un edificio compuesto por cubos
superpuestos que contradecían la noción de museo, con escaleras en zigzag y
galerías alargadas. Inaugurado en 2003, el museo fue descrito por The New York
Times como “el edificio más importante construido en Estados Unidos después de
la Guerra fría”.
Resumiendo
su trayectoria y el porqué de su estilo podemos afirmar que
El estilo de
Zaha Hadid rompe lo formal y redefine las viejas reglas del manejo del espacio.
“Es una arquitecta que crea formas angulares y entrelazadas que parecen
balancearse, con espacios abiertos que establecen muchas posibilidades y dan la
sensación de movimiento. A primera vista hay una perspectiva, pero en realidad
son varias; y no hay una sola forma geométrica sino fragmentos de muchas”. Por
eso ha sido llamada deconstructivista.
Sus
edificios dan testimonio de su imaginación, y de cierta excentricidad, aunque
se resista a aceptar que sea locura. Tal vez todo se resuma en una de su
teorías: “Yo todavía creo en lo
imposible”.
-ENTREVISTA- Entrevista
María González
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María González
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