Tras realizar los estudios de
arquitectura en Navarra, ser profesor en la Universidad Técnica de Arquitectura
de Madrid y trabajar como profesional de este sector, Enrique Soler descubrió por
casualidad su pasión por lo textil. No queriendo dejar sus deseos a un lado se volcó en hacerlos realidad y
ahora triunfa con sus bolsos Origami.
Afincado en Madrid, cuando
trabajaba en un estudio de arquitectura llegó un proyecto para la realización
de unas carpas para un hotel, comenta Enrique Soler en una entrevista realizada
al blog de cultura, diseño y tecnología Etsidi Design (muy recomendable). El tejido elegido para
hacerlas era el kevlar un material que por sus características se emplea en
neumáticos, velas náuticas y chalecos antibalas; es decir un material muy
resistente y fuerte que tiene dificultades para ser trabajado dada su rigidez y
dureza. Cuando Soler intenta trabajar con él, dada su escasez de medios,
encuentra la solución en realizar las costuras con cremalleras para crear el
prototipo. Esto le hace ver que al emplear ese tipo de unión las piezas se convierten
en mucho más prácticas y manejables: “Ahí me di cuenta de que, si haces una
costura con cremallera, además de unir, la haces practicable, es decir, puedes
abrirla y cerrarla. De esta forma, cualquier objeto, una camisa, por ejemplo,
si la coses con cremallera, la haces desmontable.”
Con esa idea en mente empezó a
trabajar en el uso de esa técnica característica para ser empleada en objetos
cotidianos, de donde nacen sus bolsos en forma de Origami. Pero para poder
entender y desarrollar la idea tuvo un desarrollo personal que le obligó a
estudiar un curso de costura y tener que buscar especialistas en cuero
(material estrella en sus trabajos) y costureras expertas que le ayudaran y
enseñaran. El admite que el proceso de aprendizaje no para después de salir de
los estudios estandarizados y que es de sus costureras de las que toma nota
cada día y quienes muchas veces tienen la solución al problema.
La base de sus productos es la
configuración de un objeto a partir de una pieza de material flexible (el
cuero) con una cremallera, siendo la costura de unión entre la cremallera y la
pieza la única costura. Gracias a ello al cerrar la cremallera se consigue un
objeto tridimensional que en este caso será un bolso. Esto aporta, además de originalidad,
facilidad de almacenarlo o guardarlo ya que al abrirlo es una pieza plana sin
espacio interno.
Para la producción y desarrollo
del producto creo la empresa llamada Gen Reynaud (Gen por su mote de la
universidad y Reynaud era el apellido de su abuela). La empresa ha creado su
propia línea de accesorios basados en este método de confección que le hace
diferenciarse de la competencia, ya que no hay modelos que se parezca a estos
bolsos. A raíz de la idea primitiva de una sola pieza con cremalleras los
productos han evolucionado creando también objetos con dos piezas iguales que
se unen para créalo y objetos con dos piezas diferentes que encajan gracias a
las cremalleras. Además de sus característicos bolsos han llevado la idea también
a la realización de fundas para elementos electrónicos (tabletas). Y tienen
colecciones tanto femeninas como masculinas con algunos artículos unisex.
Expandiendo la empresa hacia otros ámbitos más grandes dentro del interiorismo
han creado dos lámparas de gran carácter decorativo y una instalación textil
siguiendo la idea de los bolsos. Además tienen como objetivo abrir su abanico
de producción para desarrollas objetos para el hogar.
Subido por: Nerea Illana Diez.
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