Este arquitecto postmodernista Catalán que junto a su equipo de trabajo tiene una trayectoria que comienza en 1963, es ahora aclamado en las redes sociales. Sus característicos edificios están siendo el punto de mira y en particular la Montaña Rosa de Calpe está causando furor 43 años después de su construcción. Pero, ¿qué opina su autor de esta oleada de atención? Lo descubrimos en una reciente entrevista realizada a la revista ICON Design.
Habiendo estudiando en la Escuela de Arquitectura de Ginegra, Suiza, Crea en 1963 un equipo formado por arquitectos, ingenieros, sociólogos y filósofos que sería el inicio de lo que hoy es Ricardo Bofill Taller de Arquitectura (RBTA). Esta sociedad lleva más de 40 años dedicándose a trabajos de arquitectura, diseño de interiores, de jardinería de espacios urbanos y parques. Ricardo Bofill y sus dos socios, Peter Hodfkinson y Jean-Pierre Carniaux, están al frente de un equipo que actualmente cuenta con unas 60 personas entre los que hay maquetistas, diseñadores, arquitectos, investigadores… gracias a lo cual los proyectos se abarcan a grandes niveles y teniendo sensibilidad en todos sus aspectos.
Como cuenta en la entrevista, él nunca ha sido una persona considerada dentro de la norma ya desde joven. Nunca ha intentado hacer lo que se supone debe hacerse y ha querido vivir en libertar. Eso se ve reflejado en su arquitectura y la manera de pensarla. Ha sido también nómada como el mismo se denomina ya que durante su vida ha sido expulsado y excluido, de la escuela de arquitectura, de Madrid y ha tenido que viajar y moverse. Gracias a eso y su propio interés en aprender tiene referencias e influencias muy variadas lo que le da conocimientos tanto de estética como de técnica. Muchas veces criticado, es un arquitecto con trabajos difíciles de calificar ya que para él la importancia es variar, no repetirse en sus realizaciones. Aunque admite que es imposible no recurrir a lo ya realizado, “cada proyecto arrastra el 60 o 70% del pasado y puede ser novedoso en un 10 o 20%”, intenta que todo sea de una manera nueva. Eso se ve en sus proyectos ya que uno no tiene nada que ver con el anterior. Aunque cuando se examina tu trabajo se ven rasgos comunes “el cruce de la vertical con la horizontal, el colocar una ventana en la pared, el gusto por el minimalismo, el gusto de la fuerza de la expresión, el gusto por la intimidad muy selectiva y privada…”
Entre esos proyectos encontramos la ahora muy apreciada por la era instagram Muralla Roja situada en la costa de Calpe, Alicante. Es un edificio construido entre 1973 y 1974 a partir de unos pocos planos y con la colaboración de los albañiles de su padre. Se sitúa en la urbanización la Manzanera y su composición geométricamente hablando se basa en la tipología de la cruz griega agrupando varias de ellas en diversas posiciones dejando la intersección de la cruz como torres de servicios. La tipología de la casa corresponde al modelo mediterráneo y árabe, sobretodo las torres de adobe norteafricanas. La configuración del conjunto evoca a la estética constructivista generando patios internos comunicados entre sí y desde los cuales se acceder las viviendas. En las terrazas, practicables como se da en la cultura árabe, aparecen soláriums, una sauna y una piscina.
La gama cromática (entre rosas, rojos, y azules) y la particular composición y colocación del edificio parece ser lo que llama ahora la atención. Grandes marcas de moda como Zara, Paco Martínez o Reebok la están usando para sus spots publicitarios. Esa atención mediática ha causado gran revuelo en las redes y los usuarios se han sentido atraídos por las formas de la Muralla. Sin embargo, tal y como dice Bofill en la entrevista, esta repentina admiración no es tan halagadora como pensamos ya que “las redes sociales no se entretienen en entender por qué lo hice. […] Tienen la ventaja de la instantaneidad y el inconveniente de la frivolidad, de la falta de profundidad en el análisis. Este pensamiento puntual hace que mi obra, que es una trayectoria pensada y articulada.”
OTRAS OBRAS DE RBTA

Establecidos en Barcelona, el
lugar de trabajo también fue un proyecto propio: La Fábrica. Si bien es cierto
que en este caso no se trata de un proyecto nuevo sino de una rehabilitación,
la trasformación de una fábrica de cemento de la primera etapa de
industrialización de Cataluña a la que dieron una nueva vida. El proyecto tuvo
tres fases: la destrucción parcial de los elementos innecesarios, el
planteamiento y realización de un entorno verde y la creación de nuevas
estructuras y ambientes para el nuevo uso.
El estudio está situado en la
zona de los silos de fábrica, dividido en cuatro plantas que se conectan con
una escalera espiral. El espacio de trabajo tiene una distribución funcional
que facilita el trabajo en equipo y el individual, creando espacios privados y
zonas de puesta en común. Es un espacio abierto y luminoso gracia a los
ventanales que dan al jardín. Además el mobiliario esta también diseñado por el
estudio (excepto la silla Thonet). Los talleres de maquetación y los archivos
tienen su lugar en galerías subterráneas.
La zona de trabajo original de la
fábrica (la Catedral) se trasformó en sala de conferencias y exposición con
grandes dimensiones y techo de 10metros. En este espacio la intervención es
mínima manteniendo la calidad de las paredes originales (ladrillos ligeramente
oxidados) e incorporando elementos necesarios que visualmente crean un nuevo
espacio. Se le incluye también mobiliario mínimo, diseños contemporáneos de
Taller Design.
La fábrica contiene otro espacio
característico: la residencia, lugar de convivencia y descanso de los
trabajadores. La planta superior es un cubo
donde una secuencia de ventanas en arcos dispuesta de manera regular crean
imágenes que evocan a las metafísicas de De Chirico., la parte de
cocina-comedor está en la planta baja siendo el centro de la estancia y el
lugar de encuentro de la familia.

Esta Fábrica a la cual Bofill llama
“mi casa de Barcelona" junto a su residencia real en Mot-Ras, Girona, son para
él sus obras más personales, “estos lugares son para mí la expresión más
directa de mi manera de pensar, de mi manera de el mundo. Tienen en común el
gusto por la arquitectura pobre y que en las dos existen espacios para descansar,
espacios para trabajar, espacios para ver a los demás cuando lo deseas.
Esto nos lleva a analizar
brevemente en qué ambiente vive nuestro personaje de hoy. Situada en la costa
brava la casa familiar de Bofill representa todo lo que es él. La
intencionalidad de respeto por la localización donde se coloca hace que la casa
fluya en el ambiente situado conservando vegetación y acoplando los volúmenes
con el relieve, lo que incluye disposiciones de escaleras con descansillos
empleados como solariums.
El edificio se compone por
diferentes módulos que albergan las diferentes estancias de la casa y que en su
exterior están recubiertos de ladrillo marrón. El bloque principal contiene la
residencia, dividida en cuatro plantas: la primera con un salón con chimenea
diagonal cubierta por una bóveda catalana, una sala de música y el dormitorio
principal con baño y vestidor; la segunda contiene una amplia biblioteca; y en
la tercera tenemos una sala de juegos y una sala de estar. Ésta última planta
se conecta con la piscina (el corazón de la villa) a través de una escalera
exterior. En los otros módulos se sitúa la zona para invitados teniendo un
módulo básico de 3x6x6m con dormitorio, baño y vestidor. El comedor, concebido
como lugar de encuentro, está totalmente revestido de azulejo rojo y se orienta
con la piscina, con la cual se conecta y la cual continúa el revestimiento
colorado. Se conecta también con la cocina y los cuartos de servicio.
Se produce un efecto
escenográfico reforzado con cipreses, un obelisco realizado en ladrillo rosa y
la forma de las ventanas. Éstas juegan con la perspectiva entre interior y
exterior. Todo el edificio (incluyendo la piscina) se construye sobre una
plataforma evocando el estilóbato griego o el Pabellón de Barcelona de Mies.
Él dice sobre sus dos casas (La
Fábrica y la casa familiar) que le han convertido en un hombre ritualizado. Al
tener espacios con funciones tan definidas, con un uso específico en cada una
de ellas y en un momento concreto del día han llevado a Bofill a organizar su
vida con un orden más o menos estricto que le hace trabajar y desarrollarse de
manera ordenada. “Son espacios ritualizados para una cierta manera de vivir y
trabajar.”
Publicado por: Nerea Illana Diez
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