PALACIO GAVIRIA. De palacio burgués a sala de exposiciones pasando por discoteca.

La exposición de Alphonse Mucha de la que hemos hablado anteriormente, no solo me cautivo por la maestría del artista sino que el lugar donde se ubica la muestra es en sí magnífico. Se trata del Palacio de Gaviria situado en la calle Arenal, entre la Puerta del Sol y el Teatro Real. Un palacio palaciego del siglo XIX que muestra el gusto de la más alta burguesía de la época.

Fue realizado por el arquitecto Anibal Álvarez Bouquel bajo encargo de Manuel Gaviria y Douza, Marqués de Gaviria y Conde de buena Esperanza. Éste había hecho fortuna en bolsa y decidió moverse a esta zona de Madrid que estaba de moda en su momento y se concentraba allí la gente más selecta de la sociedad burguesa. Fue construido entre 1846 y 1847 e inaugurado en 1851 con un gran baile presidido por la reina Isabel II, quien al parecer mantuvo una estrecha relación con el financiero.

Manuel Gaviria y Douza. Grabado de Manuel Lázaro Burgos, 1849.

La construcción se realiza siguiendo los modelos romanos y la influencias neoclásicas, teniendo como base los palacios italianos renacentistas, creando un palacio urbano clasicista al estilo italiano. La influencia más notable fue uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista italiana: el palacio Farnese de Roma, que actualmente alberga la embajada de Francia. Se considera uno de los pocos edificios isabelinos que quedan en pie en Madrid.

Palazzo Farnese, Roma.

Proyecto de Anibal Álvarez Bouquel para el Palacio de Gaviria.

Plano del Palacio de Gaviria. Planta baja.

La modernidad se denota en el uso de la viguería de hierro empleada en el palacio, especialmente en los magníficos patios de luces con columnas y barandales de forja. Éstos patios estaban pensados para dotar al edificio de luz natural gracias al techo acristalado que los cubría. Sin embargo la creación e 1942 de un complejo de tiendas en la parte baja de estos patios destinada a decomisos (tiendas que vendían artículos requisados en las aduanas) desnaturalizó en cierta medida al palacio. Estos decomisos perdieron su popularidad al generalizarse las tiendas chinas, aunque todavía subsisten varios comercios en el palacio.

Patio de luces del Palacio de Gaviria.

Comercios en el patio de luces del Palacio de Gaviria.

Vistas de las cristaleras del patio de luces desde los pasillos que lo circundan desde el interior.

Hablamos también de la decoración que ocupa todas las estancias del palacio, destacando sobre todo los frescos de los techos de los salones, obra de Joaquín Espalter y Rull, pintor de la reina y responsable también de las pinturas de los muro del congreso de los diputados, edificio construido en la misma época. Sobresalen entre todos los frescos del salón de baile, como estancia principal de palacio y donde se celebraron la fiestas por las que éste destacó. Fiestas que se hacían con toda la intención de ser vistas desde la calle, como símbolo de poder adquisitivo y social. Así mismo es notable también la decoración de la escalera principal coronado con otro gran fresco en en el techo. Como curiosidad me gustaría destacar la presencia de decoración inmaculada también los baños, que se conservan en la actualidad, y que es una estancia de estos palacios de la que no se suele hablar y de las primeras en ser reformada. Así mismo hablamos del uso de estucos imitando mármoles de muy diversos colores con los que se consiguen composiciones decorativas en las formas arquitectónica.

Salón de Baile.

Frescos de Joaquín Espalter y Rull en el Salón de Baile.

Escalera principal decorada con estucos y los frescos de Joaquín Espalter y Rull.

Baño del Palacio de Gaviria.

Si nos acercamos más a la actualidad, en 1977 el Palacio fue declado con Bien de Interés Cultural aunque su uso y dirección ha sido muy variada. Soprendentemente desde 1991 hasta 2013 funcionó como discoteca, homónima al palacio, que surgió como espacio de baile hasta convertise en discoteca de noche para los jóvenes madrileños, llegando a adquirir bastante fama. Y es que según he podido leer, la idea de palacio antiguo con decoración de la época reconvertido a discoteca parece atraer a la gente y resultarles una discoteca única. Sin embargo nos hace cuestionarnos si un palacio de esta calidad y considerado Bien de Interés cultural merece un uso que lo puede devastar gravemente. Desde su cierre hubo muchos desacuerdo entre el Ayuntamiento quien le quería dar la máxima protección como BIC y el Patrimonio. Es por ello que desde entonces solo se ha abierto puntualmente al público. No obstante desde este año 2017, la organización Arthemisia ha recurrido a este espacio como lugar de exposiciones y parece que viene para quedarse. Ha habido gran aceptación en cuanto a este uso y, además las dos exposiciones que han traído resultan ser de gran calidad. Por un lado la ya mencionada muestra de Alphonse Mucha y por otro al gran dibujante del engaño Escher.