Pasamos ahora a un estilo artístico que aúna o recoge muchos estilos y movimientos de principios de siglo XX: el Art Déco. Aunque ya hablamos brevemente de este movimiento y alguno de sus representantes en El vidrio al servicio de la luz, el art déco tiene aun mucho que mostrarnos en lo referente al diseño de luminarias.
Sus influencias van desde el art nouveau en su carácter ornamental, las vanguardias (constructivismo, cubismo, futurismo, neoplasticismo) y el estilo racionalista de la Bauhaus. Además de las muchas culturas indígenas tan valoradas en ese momento por su exotismo, también los recientes descubrimientos de Egipto tuvieron importancia a la hora de añadir monumentalidad a las obras con el uso de líneas duras y la solidez de sus formas. Comenzó a tener gran éxito a partir de 1920 aunque fue el año 1925 con la Exposición Internacional de las Artes Decorativas el denominado “año de las artes decorativas”. Históricamente el movimiento finaliza en 1939 pero sigue teniendo influencias hasta los años 50 en algunos países. Se caracteriza por su intención ornamental, el lujo de los materiales y su frecuente uso de motivos florales y geométricos. Muestran gran interés por las formas aerodinámicas como consecuencia de las innovaciones ocurridas en la aviación y el automovilismo. Si algo tienen los artistas del art déco es que dejan de lado la funcionalidad en sus diseños dándole mayor valor e importancia al aspecto ornamental.
Edgard Brandt, lámpara-cobra de pie en bronce dorado y copa en vidrio soplado, 1925
En cuanto al tema que aquí nos interesa, el objeto lámpara, podemos distinguir tres tipos de artistas según su forma de realizar los objetos y las influencias que más arraigaron en ellos. En el primero tenemos a aquellos que han utilizado su producción y forma de hacer para la creación de lámparas; por ejemplo, el vidrio con Lalique, Sabino, Argy-Rosseau, Perzel; o el hierro con Edgar Brant. En el segundo grupo metemos a aquellos que han tocado todos los ámbitos de las artes decorativas sobre las cuales han impuesto su ideología del estilo y presentan un carácter más tradicional como Ruhlmann o Chereau. Por último se nos presentan los que han recibido una influencia mucho más fuerte de las vanguardias entre los que se encuentran Mallet-Stevens, De Marle o Jourdain.
La iconografía del art déco es muy variada moviéndose tanto por lo figurativo como por la abstracción. Cuando encontramos representaciones figurativas suele tratarse de elementos estilizados y con base en el arte negro y otras culturas exóticas tan aclamadas en ese momento, en la danza o la representación femenina. En cuanto a formas menos figurativas se presentan abstracciones de formas naturales del mundo vegetal que en ocasiones parecen fósiles de flora petrificada o bosques congelados. Dentro de la abstracción emplean también las formas geométricas como espirales, rayos, triángulos y círculos concéntricos con significados teológicos o esotéricos. Hay referencias hechas a palmeras, volutas, cascadas y fuentes en las formas de los objetos y bastante presentes en las lámparas.
Max le Verrier, “Clarte” lámpara-escultura de mesa, 1928-30.
Emile Ruhlmann, lámpara de mesa con base de bronce y pantalla de borlas de vidrio simulando una una cascada/fuente.
En los años veinte y, como ya hemos visto en los puntos anteriores, se interesan por diseñar y decorar un ambiente. Esto hace que la preocupación por la función de la lámpara sea mayor y que se intenten crear lámparas que aprovechen y distribuyan mejor la luz. Es cierto que esto puede parecer una contradicción con la característica principal de art déco donde ponen la estética por encima de la funcionalidad del objeto. Pero las lámparas no dejan de tener ornamento y elaboración con fines decorativos, es solo que está más estudiado que materiales y formas serían los más adecuados para conseguir belleza y funcionalidad en el objeto.
Como ya hemos mencionado antes en el apartado “El vidrio al servicio de la luz”, el vidrio será uno de los elementos más recurrentes también en este movimiento. Aparecerá tanto en lámparas realizadas completamente en vidrio que nos presentan Lalique y Sabino, entre otros, como material de algunos elementos que las componen, sobretodo la pantalla.
Muchos fueron los artistas del art déco que se dedicaron en exclusiva, o casi, a la realización de lámparas de los cuales mencionaremos alguno de ellos y sus características más representativas. En primer lugar tenemos a Albert Cheuret (1884-1966) con sus totalmente representativas lámparas-tulipán. Antes de dedicarse únicamente al diseño de lámparas realizó también esculturas en bronce y peltre, espejos y decoraciones para relojes. La mayoría de sus lámparas son de alabastro, como la que presentó en la Exposición de 1925. Éstas consistían en paneles y placas de alabastro afiladas y angulares pero suficientemente suaves y estilizadas para realizar la composición. Estética que seguiría utilizando más adelante.
Albert Cheuret, lámparas con base en bronce y pantalla en alabastro en forma de tulipanes.
Albert Cheuret, “Cactus” lámpara de techo de alabastro y estructura en bronce, 1930.
Albert Cheuret, lámpara de techo en forma de ave en alabastro y bronce, 1925.
Otro autor que podríamos mencionar es Jean Perzel (1892-1986) que fue especialista en iluminación de interiores y que desde 1923 se dedicó exclusivamente al diseño y fabricación de lámparas. Produce un vidrio de un blanco muy puro, fabricado en su propio taller, que utiliza en la pantallas de la sus lámparas. Emplea formas geométricas, muy a menudo concéntricas, y tiene gran cuidado al elegir los materiales que añadan elegancia a la obra.
Jean Perzel, lámpara de mesa de tres tubos concétricos dos de vidrio blanco y uno de latón pulido, como la base, 1928.
Jean Perzel, dos lámparas de pared en latón y vidrio blanco, 1935.
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